No vivió para soportar su escarnio público.
Julio Grondona que presidió con mano férrea la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) durante 35 años, murió en 2014 y así ha esquivado el escándalo de la FIFA y ahora también otro sobre escuchas judiciales sobre sus presuntos arreglos corruptos del deporte más popular del país.
Los argentinos han escuchado cómo Grondona evita que un futbolista del Lanús sea sometido a controles anti dopaje o cómo designa árbitros a dedo, sin mediación de sorteo, para arreglar los resultados de partidos. Grondona se jacta en otra conversación sobre cómo había logrado que el árbitro paraguayo Carlos Amarilla dirigiera los octavos de final de la Copa Libertadores de América entre Boca Juniors y Corinthians. “El refuerzo más grande que tuvo Boca en el último año fue Amarilla”, dijo el entonces presidente de AFA, en referencia a la victoria del club argentino sobre el brasileño. Esta escucha llevó a que la Asociación Paraguaya de Fútbol suspendiera este lunes al árbitro cuestionado.